Hoy trataremos un tema delicado, el fallecimiento de un familiar o un ser amado.
Aquí te diremos lo que te podría estar sucediendo y como poder salir adelante de la fase del duelo.
Probablemente te encuentres (o quizás un amigo, un conocido, etc.) triste, confundido y, con un sin fin de emociones más tal vez muy intensas o profundas, y te has de sentir de una manera que jamás habías experimentado. En ocasiones, unas personas pierden interés en las cosas que hacían o se envuelven en un mundo donde piensan que la perdida que tuvieron no sucedió.
¿Qué es el duelo?
Es la reacción emocional, física y espiritual en respuesta a una pérdida. Quizás experimentes los siguientes cambios:
* Emociones fuertes, como la tristeza y la ira.
* Reacciones físicas, como falta de sueño o sensación de náusea.
* Reacciones espirituales frente a la muerte. Por ejemplo, algunas personas se cuestionan sus creencias y se sienten muy decepcionadas de su religión mientras que otras descubren que su fé es más fuerte que nunca.
El duelo lleva tiempo y las heridas sanan poco a poco. La intensidad del duelo puede depender de tu pérdida fue inesperada y repentina, y de la relación que tenías con la persona que falleció.
Si perdiste a un familiar cercano, es posible que sientas que te robaron el tiempo que deseabas pasar con esa persona. También puede resultar difícil expresarte cuando los demás integrantes de tu familia también están afligidos.
Algunas personas pueden esconder su tristeza o evitar hablar de la persona que falleció, porque tienen miedo de entristecer a un integrante de la familia. También es natural sentirse culpable por una discusión pasada o una relación complicada con la persona que murió.
Enfrentando el duelo.
Algunas personas buscan el apoyo de otras y encuentran alivio en los buenos recuerdos, o tratan de mantenerse ocupadas para alejar su mente de la pérdida. Otras personas se deprimen y se alejan de sus amigos o evitan los lugares o situaciones que les recuerdan a la persona fallecida.
A algunas personas, las puede ayudar hablar con otros de su pérdida. Algunas lo hacen natural y fácilmente con amigos y familiares; otras hablan con un terapeuta profesional.
Algunas personas quizás no sientan ganas de hablar mucho del tema, porque les cuesta encontrar palabras para expresar una emoción tan profunda y personal, o se preguntan si hablar les hará sentir más dolor. Esto está bien, siempre y cuando encuentres otras maneras de hacer frente a tu dolor.
En algunos casos, la gente canaliza su dolor involucrándose en actividades peligrosas y autodestructivas. Aquí la persona no está realmente enfrentando el dolor; simplemente lo está enmascarando, lo que hace que esos sentimientos se acumulen en el interior, prolongando el duelo. En estos casos la recomendación es que acudas con alguien de tu verdadera confianza y te expreses o que recuras a un psicólogo.
Puede parecer imposible recuperarse después de perder a un ser querido. Pero la desolación mejora poco a poco y se vuelve menos intensa con el tiempo.
La pérdida de un ser querido puede ser estresante. Cuídate a ti mismo en cosas pequeñas, pero importantes.
Un proceso de duelo es sumamente personal e individual: no existe una manera correcta o incorrecta de hacer duelo. Cada persona necesita su propio tiempo para encontrar consuelo.
Es importante que quien atraviese un duelo no pierda las ganas de vivir.
El duelo no significa olvidarse de la persona que has perdido, volver a disfrutar de la vida no significa dejar de extrañar a esa persona.
Con el tiempo, gracias al apoyo de la gente de tu alrededor descubrirás maneras de enfrentar hasta la peor de las pérdidas.
Un saludo especial para nuestra compañera de blog, Ingrid. Tienes nuestro apoyo.
Y un abrazo muy fuerte a una de mis mejores amigas, Gabriela. Estoy contigo.
M w/h.
